Aunque se permitió que los restaurantes de Miami Beach permanecieran abiertos con aforo limitado durante la pandemia, los comedores interiores permanecieron cerrados temporalmente, lo que limitó la atención presencial debido al distanciamiento social y las restricciones sanitarias. Estas precauciones por el coronavirus (COVID-19) afectaron gravemente los modelos de negocio de la industria restaurantera local de la ciudad.

Con la adopción por parte de muchos restaurantes de modelos de recogida y entrega a domicilio para garantizar la seguridad de clientes y empleados, las comisiones por servicios de terceros se dispararon. Los dueños de negocios se dieron cuenta rápidamente de que las comisiones por entrega a domicilio pueden llegar a alcanzar el 30% de la venta. Con los restaurantes locales operando ya con márgenes ajustados, la pandemia les pasó factura.